Turning Edmontonian
Antes de venir a Edmonton, un amigo que conocí en la obra en la que participé en estas heladas tierras, me comenta por chat: "¿Así que te gustó este lugar? Sí, a mí también me gusta. Y el frío no me molesta. Lo que sí odio es la nieve. ¡Mi espalda me está matando por su culpa!" Y es que tiene razón; es bastante molesto tener que estar paleando nieve. Pero en ese momento lo único que se me ocurrió responderle fue:
"Bueno, supongo que es una de esas cosas que tendré que aprender a odiar con el tiempo."
Y sí, ya paleé nieve; ya golpeé hielo sobre la banqueta para romperlo, y entonces poder palearlo; y he aprendido a apreciar con ganas los "hermosos" días en que la temperatura es superior a los -10C.
Y he probado bastante comida "mexicana". Es chistoso como toda esa comida sabe dulce. Prefiero una buena hamburguesota a esta gringuificación de la comida mexicana.
En fin. Fuera de la presión de tener que encontrar trabajo, o la angustia de no tener ingresos, no puedo quejarme.